Durante gran parte de mi vida he convivido con un fuerte Síndrome del Impostor, y por supuesto cada tanto me sigue visitando.
Terminé la escuela secundaria con casi 9 de promedio.
Me recibí en la universidad de Buenos Aires como Contadora, también con un 9 de promedio y Mención de Honor.
Sin embargo, casi no tengo recuerdos de haber rendido exámenes sin miedo a desaprobar, sin importar la cantidad que había aprobado previamente. ¡Y cada vez que me daban una nota alta me sentía avergonzada porque no creía que realmente lo mereciera!
Con el tiempo, descubrí que me encantaba organizar eventos. En los últimos 8 años he organizado ciclos charlas sobre errores y fracasos; after office para conocer las terrazas de Bs. As. y eventos de innovación para emprendedores, por los que han pasado más de 15.000 personas.
Sin embargo, aunque tenía una enorme experiencia (“me sale fácil y me apasiona”), en muchos casos me era difícil valorizar mi trabajo. ¡Cómo si las horas invertidas y la experiencia no tuvieran ningún valor!
Cuando decidí dejar de trabajar como contadora y comencé a desarrollarme como coach, capacitadora y oradora, el fenómeno del impostor reapareció con fuerza:
“No es tan importante lo que tenés para decir: ¿Quién va a querer escucharte?”,
“¿Quién va a querer contratarte con todas las personas de experiencia que hay en el mercado?”
En 2004 me recibí en la U.B.A. de Contadora Pública con mención Magna Cum Laude, con un 9 de promedio.
Y sí, creía que esa profesión iba a ser para toda la vida.
Trabajé alrededor de 15 años en multinacionales y PyMEs, focalizándome en el planeamiento estratégico del negocio y análisis económico-financiero.
(Foto: Cuando recibí el título!)
A partir de 2010 comencé un camino de profundo replanteo personal, el cual me llevó a explorar diversos espacios (comunicación, coaching organizacional, entrenamiento en oratoria, emprendedorismo) y a entrelazarlos para reconstruir una vida que sentía que -desde lo profesional- no tenía “propósito”.
Comencé a explorar la escritura creativa, la fotografía y el baile, e hice viajes sola como mochilera, con un genuino interés en conocer más en profundidad nuestro país, pero fundamentalmente conocerme más a mí misma.
(Foto: Cabalgata por la Cordillera de los Andes que realicé en 2004)
Ávida de descubrir nuevos mundos, me crucé en el camino con las charlas TED y me hice fan de las PechaKucha Nights (formato de charlas provenientes de Japón). Formé parte del equipo organizador de las jornadas de trabajo colaborativo para emprendedores #MaratonEmprending (donde reuníamos a más de 300 personas a acelerar emprendimientos) y me dí cuenta que me encantaba idear y coordinar eventos con impacto!
Siempre me había considerado tímida y con pocas habilidades de comunicación, así que me sumé a un equipo de coaches en oratoria y comencé a aprender cómo era preparar charlas, trabajar el storytelling y acompañar a otr@s a que se animen a hablar en público. Sin embargo, descubrí que el gran desafío personal fué redescubrirme y animarme a sacar la comunicadora que había en mí.
Luego de varios intentos fallidos de emprender (mientras deseaba dejar mi trabajo como contadora en relación de dependencia), y viendo que en la mayoría de los eventos se hablaba solo de proyectos exitosos, comencé a preguntarme por qué no se compartían también esas historias donde había errores y fracasos.
Es así que desde 2015, impulsé y organicé el movimiento Fuckup Nights en Buenos Aires -con eventos públicos y en organizaciones- en el que más de 60 historias fueron contadas en un ciclo al cual asistieron más de 6000 personas y gracias a que el tema cobró fuerza, los principales medios del país le dieron un espacio.
En los eventos que organizaba, las personas escuchaban a otras contar su historia con errores y fallas. Me empecé a preguntar:
¿Cómo nos vinculábamos con el error?
¿Podemos mirarnos y aprender de lo que no funciona?
¿Cómo se pueden generar conversaciones profundas en las organizaciones acerca del tema, sin que ello implique que las personas se culpen unas a otras?
¿Cómo podemos resignificar nuestras historias para extraer aprendizajes?
¿Cómo puede evolucionar la cultura de una organización de modo que facilite el aprendizaje de lo que no sale como esperaban?
Así nació Aprender del Error®
Ah! Amo vincular personas y recorrer la ciudad como turista, por lo cuál durante los veranos organizo el ciclo #AftersEnTerrazas para conocer bellos sitios de Bs. As.
Ya lo disfrutaron más de 5000 personas!
En https://www.instagram.com/aftersenterrazas/ podés ver las fotos de los encuentros!
Amo acompañar a personas que deseen comprometerse con su proceso de transformación.
Proximamente más novedades! 😉
Amo acompañar a personas, equipos y organizaciones a resignificar sus experiencias y Aprender Del Error® para potenciarse.
También acompaño a las organizaciones en el proceso de ser más ágiles y adaptables a entornos cambiantes, como: